jueves, 29 de enero de 2009

Se busca superhombre... literalmente



Ni fuerza colosal, ni capacidades sobrehumanas, al menos en apariencia. Sólo un cerebro privilegiado, un corazón a prueba de bombas y ser médico, ingeniero o piloto con grandes dosis de sacrificio y elevada capacidad de concentración y trabajo en equipo en las condiciones más extremas que se conocen… fuera de este planeta. La Agencia Espacial Europea busca nuevos astronautas a razón de poco más de tres mil euros al mes. Una ocupación poco compatible para aquellos que tengan aversión a la movilidad laboral o crean a pies juntillas en la conciliación de la vida familiar y laboral.
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De entre los más de 8.500 currículos que se han admitido a trámite para la selección que tuvo lugar el pasado año, sólo cuatro llegarán a buen puerto. Todos ellos habrán de someterse a un intenso entrenamiento para poder tener sólo la posibilidad de ser asignados a una misión espacial. Y ni tan siquiera llegar a ser “titular” en la alineación de salida fuera de órbita.

De entre las muchas pruebas que tienen que superar para poder sentarse en una lanzadera especial, Antonio Torres, jefe de Entrenamiento de Astronautas de la ESA, destaca, especialmente, las psicológicas. No perder la calma, tener nervios de acero y un completo desinterés por el triunfo personal. La misión, el grupo es lo importante. Para ello la compenetración ha de ser excepcional y las tripulaciones se someten a durísimos programas que van, en algunos casos, desde enfrentarse a la reclusión en una base submarina hasta realizar experimentos en el Círculo Polar Ártico. Sin embargo, los que conviven con ellos los describen como individuos “normales y desinteresados”. Si exceptuamos la pequeñez de que, cuando nosotros “vamos”, ellos ya han vuelto y han creado una autopista de cuatro carriles. Sencillo.

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