martes, 17 de marzo de 2009

Se mire como se mire, salimos perdiendo


ivimos en un país… ¿de contrastes?¿de ironía?¿de estupidez? Somos españoles, somos diferentes. Y a mucha honra. Pero la parte negativa de la moneda (y qué casualidad que siempre que se tira cae por el mismo lado) significa que, cuando se anuncia una huelga de transportes, el público se vuelve loco. Las gasolineras quedaron desabastecidas, la gente compraba veinte y treinta pollos en el supermercado, leche de cabra y hasta reservas de harina. Más o menos lo que ha venido pasando con la supuesta crisis económica mundial: unos americanos dicen que no tienen un duro y todo el mundo entra en un estado paranoico. De todos modos, vamos con el primer pilar, el primer responsable de la catástrofe: el petróleo.
(Pincha en la imagen para obtener el reportaje completo)

Los estados tienen una curiosa manera de llenar sus arcas, los impuestos. Derecha e izquierda, se supone, han de diferenciarse por la preferencia de directos o indirectos. Sin embargo, la realidad es que ninguna formación política que ha pasado por la Presidencia del Congreso se le ha ocurrido “rebajar” una de las formas más sencillas de exprimir el bolsillo del contribuyente, y no es otra que estrujarlo cada vez que coge una manguera. Casi cincuenta céntimos de cada euro que pagamos a la hora de llenar el depósito son gravámenes de uno y otro tipo.

Indirectamente hablando, no es el individuo de andar por carretera el primero en la lista de solicitantes de combustible. La palma se la llevan las centrales eléctricas, el sector industrial y el transporte por carretera. Los elevados costes repercuten inexorablemente sobre Fulano de Tal a la hora de abonar la cuenta del supermercado. El eslabón final, como siempre, es el que paga el precio del pato bañado en chapapote.

Pero… ¿se puede permitir un Gobierno bajar en tiempos de crisis su cuota de inyección monetaria y aumentarla en épocas de bonanza? ¿El hecho de que llenar el depósito le coste menos al transportista, al productor de energía y al industrial significa que Fulano de Tal compre más barato? ¿El empresariado español está dispuesto de reducir sus elevados márgenes comerciales, tan acostumbrado como está a una mentalidad de “recoge lo máximo que puedas y el que venga detrás que arree”?

Algunos analistas sostienen que el elevado precio de la gasolina ha sido el motor de las principales innovaciones dentro del sector del automóvil, buscando la creación de motores más eficientes o los sistemas híbridos. Del mismo modo, aseguran que así se impregna la sociedad del espíritu del ahorro energético. No hay político en este país que se le ocurra la brillante idea de poner unos impuestos directos a lo sueco, del 35 por ciento, y obligar al empresariado a que mantenga unos márgenes razonables, imputando el resto de la carga fiscal en productos “letales para la salud”, como son el tabaco y el alcohol.

Así, los “tres paganos” inmersos en la trayectoria pendular del capital van a ser los trabajadores, los asalariados, los Fulano de Tal, que verán cómo su poder adquisitivo disminuye, su disposición al crédito se recorta y sus puestos de trabajo peligran, pues la ralentización del consumo conduce al inexorable anquilosamiento del crecimiento económico. Y si a todo le sumamos el input de la gran capacidad de paranoia que son capaces de insuflar los medios españoles (véase reportaje “Debate sobre el estado de la paranoia”), encontraremos el mejor escenario posible para la debacle.

0 comentarios: